Sin embargo, como se vería luego, no todos ellos [os eleitores mexicanos que votaram em Felipe Calderón e lhe deram a presidência do país por uma diferença mínima, microscópica de 0,58% dos votos] estaban dispuestos a acompañarlo [López Obrador] en la tempestuosa aventura emprendida por él de desconocer resultados electorales; denunciar sin pruebas un fraude; atacar jueces y magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación; declarar a gritos desde um balcón podridas, caducas y inservibles las instituciones de México; bloquear carreteras, bancos y el propio Paseo de la Reforma com campamentos de seguidores; impedir que el presidente Fox leyera su mensaje al Congreso y otros enloquecidos desmanes propios de los "piqueteros" argentinos o de los indigenas de El Alto, rn Bolivia y proclamarse presidente paralelo, nombrando un gobierno en la sombra. Todo esto, que parecía apenas una explosión temporal de cólera causada por una derrota que él no esperaba, no fue sino el punto de partida de una locura mayor: de la considerarse el real presidente electo de México, "tomar posesión" de su cargo el 20 de noviembre del 2006 en la Plaza del Zócalo, con banda o cinta presidencial cruzándole el pecho y con un gabinete de opereta a su lado. Y todo no terminaría ahí, pues dentro de la misma línea de furiosa paranoia incitaría luego a los diputados del PDR a apoderarse de la tribuna del congreso em 1° de diciembre del mismo año, aí fuese a golpes y patadas, con el fin de impedir la real toma de posesión de Felipe Calderón. Lo que conseguió fue un zafarrancho general presenciado por delegados de todo el mundo, entre ellos una docena de mandatarios y el príncipe de Asturias, dando de su país una imagen propia de una república bananera de otros tiempos.
Bravo, PF!
Há um dia